En esta ocasión hemos podido hablar con Alejandro Pastor, presidente de los Black Storks de Villanueva de la Serena, equipo de Flag Football. Nos ha contagiado su entusiasmo por este, por el momento, no tan conocido, aunque emocionante y divertido deporte.
Alejandro, muchas gracias por atendernos. Para empezar, cuéntanos cómo descubriste el flag football
Pues la verdad es que fue algo bastante casual. Yo conocía el fútbol americano por videojuegos o películas, lo típico, pero no sabía nada del flag football como tal. Todo empezó cuando mi compañero Víctor, que estaba entrenando a unos chicos, me propuso ir a jugar a “fútbol”. Yo pensé que se refería al de siempre, pero apareció con un balón de fútbol americano. Me sorprendió y le pregunté si sabía jugar, y me dijo que no. Fue entonces cuando, junto con otro amigo que sí conocía bien este deporte, empezamos a lanzar pases y a aprender por nuestra cuenta.
Al principio éramos tres, luego cinco, siete… hasta que se sumó mucha más gente. Nos veían entrenar en Villanueva, en fotos por redes sociales, y se acercaban a preguntar. Poco a poco nos fuimos organizando más, investigamos cómo funcionaba este deporte y decidimos dar el paso. Con ayuda de la Consejería de Juventud y de un buen amigo que nos asesoró desde el principio, constituimos una Asociación Juvenil. A partir de ahí todo fue creciendo hasta llegar a lo que somos hoy, diez años después.
- ¿Habías practicado algún otro deporte antes?
Sí, desde pequeño. Aunque en mi época las opciones eran más limitadas: atletismo, baloncesto o fútbol. Yo, como muchos, empecé en el colegio con el fútbol, porque era donde se apuntaban todos los amigos. Pero siempre he sido de apuntarme a todo: si me proponían baloncesto, tenis… me animaba. Con el flag football fue igual, pero con una sensación diferente. Noté desde el primer momento que era algo nuevo, especial. Me enganchó completamente.
¿Y cómo pasaste de esos inicios a convertirte en presidente del club?
Fue un proceso natural. Nunca hemos tenido una estructura jerárquica estricta, siempre hemos trabajado en equipo. El primer presidente fue Víctor, y cuando él pasó a asumir responsabilidades dentro de la Federación Extremeña, yo asumí el cargo, al ser uno de los miembros fundadores con más antigüedad. Pero la idea siempre ha sido sumar entre todos.
¿La idea de formar un equipo formal surgió por la cantidad de personas que se fueron sumando?
Exactamente. Al principio eran quedadas entre amigos, pero la aceptación fue enorme. Cada vez venía más gente, y aunque al principio no teníamos ni cinturones —usábamos pañuelos de La Carrerita (Risas)— ni campo propio —jugábamos en pistas de cemento—, todos queríamos seguir. Esa energía colectiva nos empujó a dar forma al proyecto.
¿Cómo ha evolucionado el club desde entonces?
De forma progresiva, pero constante. El gran salto vino cuando creamos la categoría infantil. Muchos padres buscan un deporte que les permita a sus hijos disfrutar, sin importar su condición física. Y el flag football, al ser inclusivo y mixto, encajó perfectamente. Cuando anunciamos que era un deporte para chicos y chicas, el interés se disparó. Incluso un año llegamos a tener más niñas que niños. Además, el Ayuntamiento siempre ha estado de nuestra parte, y eso ha sido fundamental.
¿Qué valores intentáis transmitir desde el club?
Ante todo, disfrutar. Y después, respeto. No solo hacia uno mismo, sino hacia el rival, hacia los entrenadores, hacia el juego. En nuestro club no se toleran insultos ni comportamientos negativos. Incluso fomentamos el “tercer tiempo” con los equipos contrarios, para convivir más allá de la competición. Y siempre transmitimos a los más jóvenes que perder no es un fracaso, sino una oportunidad de aprendizaje.
¿Qué retos tenéis ahora como club?
No tenemos un plan cerrado, pero sí muchas ideas y ganas. Este año, por ejemplo, hemos creado el equipo femenino, algo que llevábamos mucho tiempo queriendo hacer. También impulsamos competiciones como la liga sub-17 o el torneo nacional Extreflag, que ya va por su novena edición. Todo lo hacemos desde la ilusión y el compromiso.
¿Cómo está el flag football a nivel federativo?
A nivel extremeño, el apoyo ha sido muy bueno. Pero a nivel nacional, la realidad es otra. La Federación Española da mucha más visibilidad al fútbol americano de contacto, y el flag queda relegado. Y es una pena, porque hay muchísimo talento que se pierde por falta de respaldo. Un ejemplo claro fue que la selección femenina no pudo acudir a los World Games por falta de apoyo económico e institucional.
¿Y en cuanto a patrocinadores y empresas?
Siempre hemos apostado por mantener una relación cercana con nuestros patrocinadores. Al principio contábamos con apenas 100 euros, pero con esfuerzo y confianza hemos ido creciendo. El Ayuntamiento nos ofrece instalaciones y subvenciones, y nuestros patrocinadores saben que pueden contar con nosotros. No es solo pedir ayuda: es construir una relación durante todo el año, dando visibilidad y agradeciendo su implicación.
¿Qué le dirías a alguien que no conoce el flag football?
Que se anime a probar. No pedimos que se apunten directamente, solo que vengan un día y lo vivan. Es un deporte abierto a todos, sin importar la edad, la experiencia o la condición física. En la primera liga extremeña ganó un equipo formado por personas que nunca antes habían practicado deporte. Aquí no hay límites, solo ganas de disfrutar y superarse.
Para terminar, ¿algún agradecimiento que quieras dar?
A mi familia, a mis amigos, a mi pareja —que además forma parte del equipo femenino y siempre me apoya—, y, por supuesto, a Víctor, que ha estado conmigo desde el primer día y me ha enseñado muchísimo. Sin ellos, nada de esto sería posible.
Agradecimientos:
a Alejandro por habernos concedido la entrevista
a los compañeros de Black Storks por la amabilidad con la que nos tratan
a Rocío Gallego por su versatilidad y apoyo incondicional

